
Multitud de expertos en la materia recurren a la decantación ya que es la mejor manera de extraer todas las cualidades del vino, pudiendo así disfrutar de una degustación en condiciones.
Pasos a seguir a la hora de decantar un vino
- Pasos previo a la decantación: en primer lugar hemos de valorar el estado del vino que vamos a consumir, de esta manera podremos valorar si la decantación es necesaria o no, a través del olfato podremos deducir la situación del vino, también es conveniente saborear una pizca del vino, para que el diagnóstico sea más preciso,en el caso de que todo nos indique que se requiere d3 decantador procederemos a pasar al punto dos, un indicador de que esto es necesario puede deberse a un olor fuerte y desagradable, a mayor olor mayor tiempo deberá permanecer el vino en reposo en el recipiente.
- Verter el vino: una vez hemos llegado a la conclusión de que el vino cumple con los requisitos para ser decantado, procedemos a drenar la botella en el decantador de cristal, de manera cuidadosa, asegurándonos de que se bañan todas las paredes del recipiente, es importante que el vino recorra la mayor parte de la superficie del decantador, de esta manera el vino se airea más y será más eficaz el proceso. Llegará un punto tras el cual podremos si nos fijamos gracias al contraste con la luz, como surgen un cierto número de posos y el color del vino se ve alterado ligeramente.
- Trasegado: cuando llegamos a este punto tras su trasegado (cambio de recipiente, por el cual los residuos permanecen en su punto de origen) hemos de dejar que pase un tiempo para que el vino descanse, pudiendo así evolucionar hasta el punto que deseamos. (Inciso: si bien es cierto que hemos llegado a un punto en el que durante la producción de vinos se ha alcanzado una sofisticación en cuanto a la técnica que hace en la mayoría de casos innecesaria llevar a cabo la decantación, el hecho es que un vino con un grado de crianza superior al año, se verá relativamente beneficiado de decantarse, puesto que la oxigenación siempre será positiva, en otro caso, si el vino en cuestión ha permanecido cerrado durante mucho tiempo este proceso siempre será imprescindible.)
- Duración: esto es relativo en principio la regla de oro marca que a más viejo sea el vino más tiempo debe permanecer reposando, en cualquier caso, lo ideal es estar atentos a los cambios que sufre este tras la oxigenación y cuando consideremos que está en el punto óptimo proceder a consumirlo, cabe recalcar que por lo general no debe pasar demasiado tiempo.
- Acelerar el proceso: para facilitar el proceso de oxigenación podemos sujetar el recipiente con las manos mientras lo movemos en círculos, de una manera que no sea brusca, permaneceremos así durante un par de minutos. Hay que tener en cuenta que este gesto ha de llevarse a cabo con suma cautela, ya que si el movimiento es demasiado brusco, podemos dañar el vino, además si este es muy viejo, no debemos moverlo excesivamente, porque el hecho de oxigenarlo podría echar por tierra todas las propiedades adquiridas precisamente por haber estado tanto tiempo sellado. Cuando la botella es vieja y tiene mucho valor, se suele verter directamente el vino desde esta, evitando a toda costa que se mueva excesivamente, así nos aseguraremos de que el vino viejo conserve su “bouquet” la cual se ha generado tras su encierro, airearlo demasiado podría eliminarla por completo, algo que no nos interesa lo más mínimo.
- Momento correcto: la decantación se debe llevar a cabo cuando se tenga intención de servirse el vino en cuestión de minutos, pues no es conveniente que permanezca demasiado tiempo a solas decantado, ya que podría sufrir alguna alteración, por ello hay que asegurarse y hacerlo prácticamente en el momento previo a servirlo.
- Resultado de la decantación: una vez se haya aplicado el proceso podremos percibir cómo el vino que ha atravesado tal hecho ha evolucionado positivamente, puesto que habrá incrementado su juventud en un instante, (ya sabemos que con otros vinos tal cosa no es conveniente) pudiendo así volver en cierto modo a su punto inicial en cual estaba en fase de crianza y conservaba una serie de propiedades las cuales nos interesa que estén presentes de nuevo.
- Recipiente: de cara a poder obtener un buen resultado durante el proceso de decantación, hay que tener en cuenta que el recipiente donde va a verterse el vino, es un elemento de vital importancia, por ello hay que tener especial cuidado a la hora de escoger uno, entre los principales factores a tener en cuenta de cara a su selección, hemos de asegurarnos de que este se de un tamaño importante, el cual permita tener una capacidad suficiente, y que la apertura del cuello también esté acorde para evitar que pueda entrecortarse la oxigenación del vino.
¿Qué entendemos por decantar el vino?
El protocolo en cuestión de decantación del vino se basa en una premisa en concreto; el vino es un elemento con un gran dinamismo, el cual se llega a considerar que tiene una cierta vida ya que cambia su estado constantemente, al igual que a las personas, este pasa por un cierto ciclo vital, dicho ciclo vital se compone de un nacimiento, de un periodo de crecimiento, una evolución que desembocará ineludiblemente a su muerte. Una botella que conserve en su interior un vino, en su interior este habrá experimentado una serie de cambios, pudiendo llegar el caso de que ha excedido el tiempo hasta llegar a su última parada.
En el transcurso de este embotellamiento el vino puede haber sufrido algún tipo de alteración debido a una ausencia de oxígeno en determinados momentos, tras estos sucesos el vino adopta otra composición, de la cual pueden derivar de esta el desprendimiento de olores un tanto desagradables, o bien una atenuación de los mismos, pudiendo dañar el producto final a la hora de ser degustado.
Cuando nos encontramos ante una situación de este tipo, es cuando podemos llevar a cabo el protocolo de la decantación, pues una de sus principales funciones es la de eliminar este tipo de alteraciones negativas, cuando procedemos a verter el vino de la botella al decantador, durante el proceso tendrá lugar una cierta depuración de todos estos elementos derivados de la situación generada por una mal conservación, cuando esto ocurra el vino se airea, y de esta manera podremos rescatar el sabor de ciertos vinos.
Para poder situarnos la decantación tiene dos objetivos principales, el primero de ellos consiste en purgar ciertos sedimentos que se hayan podido estancar en la botella, sobre todo en vinos realmente viejos, y el segundo objetivo consiste en aportar a un vino que ha permanecido durante demasiado tiempo cerrado, un toque de frescura aireandolo, o de aquellos vinos con una concentración tánica realmente alta, o por último vinos muy potentes, para que de esta manera puedan desplegar con total soltura todo el sabor que poseen.
Básicamente podemos obtener muy buenos resultados por medio de la decantación, aunque hay que tener ciertas consideraciones previas para poder ejecutarla de la manera más correcta y respetuosa con los vinos que vayamos a manipular, pues en la técnica está la clave, una técnica que es algo más compleja que el simple trasiego. Como aviso a navegantes cuando estamos tratando con vinos extremadamente viejos, la decantación a de llevarse a cabo por manos expertas que sepan realizar el movimiento cuidadosamente, ya que se supera el nivel de oxigenación óptimo podría resultar contraproducente para un vino de estas características.
Siempre es aconsejable recurrir a esta práctica cuando el vino que vayamos a manipular sufra alguna anomalía indeseable, si detectamos tal cosa podremos por medio de la oxigenación al decantarse devolverlo a un estado apto para el consumo, siempre y cuando insistimos, se haga con el debido cuidado para evitar dañarlo.
En definitiva hoy en día bastará con contar con un recipiente adecuado para tal fin, y de esta manera podremos degustar un vino de la mejor manera posible, un vino decantado que nos dará la oportunidad de disfrutarlo plenamente. Por norma general dicho decantador está fabricado de vidrio, su cuello tiene una longitud considerable y la anchura del mismo va aumentando a medida que nos acercamos al cuerpo del decantador, el cual tiene una base amplia y abombada expresamente diseñada para que la decantación pueda realizarse con éxito.